Ante Perú, Colombia jugó su peor partido de la Copa América y se fue a casa en los cuartos de final. Es cierto. Pero la ‘Tricolor’ deja Argentina con una sensación de deber cumplido y grandes expectativas con vistas a su máximo objetivo: regresar a un Mundial después de 16 años.
La selección de Hernán Darío Gómez tuvo todo para ganarle el pasado sábado al equipo peruano, pese a no haber repetido ni por asomo el rendimiento que mostró en el Grupo A, que se adjudicó con siete puntos producto de dos victorias (ante Costa Rica y Bolivia) y un empate (con Argentina).
No obstante, el fútbol es el arte de lo impensado y a veces golpea en el lugar y en el momento menos esperados: 0-2 en la prórroga y adiós al torneo.
Perú ganó ampliamente el duelo táctico. El uruguayo Sergio Markarián, su seleccionador, se impuso en la partida de ajedrez al 'Bolillo'. De eso tampoco quedaron dudas.
Viejo ‘zorro’ del fútbol, el entrenador uruguayo mandó a cortar todos los circuitos creativos de Colombia, le impidió progresar por las bandas y aisló a Radamel Falcao García con un trabajo colectivo soberbio y un despliegue físico conmovedor.
Sin embargo, Colombia es mejor individualmente que Perú y gracias a esa mayor riqueza futbolística el equipo de Gómez dispuso de las ocasiones más claras para anotar, entre ellas un penalti malogrado por Falcao y dos remates en el larguero, uno de Dayro Moreno minutos después de que el hombre del Oporto no aprovechara la pena máxima y otro de Fredy Guarín cuando corría el minuto 90.
"Falcao nunca falla penaltis, ni siquiera en los entrenamientos. Y hoy falló. Son momentos", sentenció con desazón el técnico colombiano.
"Hicimos todo, pero no la metimos", completó 'Bolillo', quizás omitiendo que Perú controló tácticamente el partido con una receta similar a la que Colombia había utilizado contra Argentina en la fase de grupos: presión, superioridad numérica a la hora del marcaje y salidas veloces a las espaldas de los volantes rivales.
Fue hidalgo Markarián. "Gloria a Dios por el triunfo que nos dio", exclamó el uruguayo antes de reconocer que si Falcao hubiera marcado el penalti a los 65 minutos, "el partido habría sido distinto".
También fue preciso en el análisis cuando destacó que Colombia, además de su tradicional buen toque de balón, ha mostrado "mucha fortaleza táctica y física" en este torneo, en el que hasta el pasado sábado no había encajado goles.
Hernán Darío Gómez fue más puntilloso. Precisó que su selección generó "36 opciones de gol en cuatro partidos", tuvo un "gran desempeño defensivo" y "por momentos jugó buen fútbol".
Razón no le falta. Luis Perea y Mario Yepes tal vez hayan sido la mejor pareja de zagueros que mostró la Copa, mientras que Camilo Zúñiga y Pablo Armero exhibieron aplicación para defender y sorpresa para escalar por las bandas.
Más adelante sobresalió Carlos Sánchez, un mediocentro de equilibrio que se "comió" a Lionel Messi en el choque con Argentina; Abel Aguilar, un volante mixto muy criterioso, y por momentos Guarín, tan talentoso como irregular.
Le faltó peso ofensivo a Colombia. Es la deuda que dejó impagada el ‘Bolillo’ Gómez. Quizás eso sea lo más criticable y ha donde debe apuntar el trabajo hacia el futuro.
No convencieron las posiciones de Dayro Moreno y Adrián Ramos, delanteros por naturaleza pero que en este equipo arrancan desde la línea de volantes, tienen obligaciones defensivas y deben recorrer demasiados metros para acompañar a Falcao.
"Me critican que pongo un solo delantero, pero en realidad tengo tres", se cansó de explicar el técnico cuando se le exigía la presencia de Teófilo Gutiérrez, quien apenas jugó un puñado de minutos en el torneo.
"Los muchachos estaban golpeados. Pero les dije que tenemos que comernos esta (situación), porque el objetivo es el Mundial y debemos llegar fortalecidos a las eliminatorias", sostuvo el entrenador.
"¿Qué me llevo de la Copa América? Que hay equipo", concluyó el antioqueño. Efectivamente 'Bolillo': hay equipo, pero a veces hay que apostar más.
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