Junior, un paciente en estado de coma profundo

Por William González Badillo

Junior es un paciente moribundo, en estado de coma profundo y que necesita de un milagro de la medicina para seguir soñando con la defensa del título de la Liga Postobón.

Curas para este mal existen, pero como todo paciente, el cuadro rojiblanco debe poner de su parte para salir de esta oscura ‘empatitis’ que lo cobija desde hace varias fechas y que lo tiene al borde de una triste y humillante eliminación.

Ayer, ante el Atlético Huila, Junior volvió a ser el mismo equipo pobre de este segundo semestre. Sin su creador Giovanni Hernández, el conjunto barranquillero careció de fútbol en el medio campo y exactitud para dar la estocada final.

Carlos Bacca deambuló solo en el frente de ataque. Vladimir Hernández y Luis Carlos Ruiz nunca terminaron de explotar las grandes condiciones que tienen y no lograron surtir de pases al goleador porteño.

En defensa, más de lo mismo. Un John Valencia impreciso, flojo en la marca, que no pudo contener, en el poco tiempo que estuvo en la cancha (fue expulsado injustamente por el árbitro Ramiro Suárez), los ataques mortíferos de Carbonero, el mejor jugador del equipo visitante.

Braynner García fue lo más destacado de la defensa ‘ñera’. El defensor santandereano se las arregló para cumplir sus funciones en marca y cubrir los errores cometidos por sus compañeros (John Valencia y Hayder Palacio). Merece lejos ese puesto en la formación titular.

Lo más destacado del partido fue el buen ingreso de Wilmer Parra Cadena. El delantero vallenato se reencontró con el gol, puso actitud, ganas, jerarquía, impulsó al equipo a buscar una victoria que al final no se da y lo deja tambaleando, con el rosario en la mano y dependiendo de un milagro que muy pocas veces se da.

Lejos de los tecnicismos médicos y supuestas explicaciones que solo convergen en teorías, la experiencia demostró que cualquier estado de coma puede revertirse hasta devolver al paciente a su estado normal, esperemos que este sea el caso del Junior y que esta experiencia no deje secuelas, si no enseñanzas que nos ayuden a enfrentar la Copa Libertadores el próximo año.