Por William González Badillo
Hace cuatro meses el Junior salió campeón de la Liga Postobón y miles de seguidores festejaron a rabiar la sexta estrella alcanzada por un grupo de jugadores, la mayoría del patio (Hayder Palacio, César Fawcett, Carlos Bacca, Luis Carlos Ruiz, Vladimir Hernández, Jossymar Gómez), que mostraron sacrificio, esfuerzo, fútbol y mucho pundonor.
Hoy, esos mismos jugadores y ese mismo cuerpo técnico pasan por momentos amargos y llenos de angustias; y no es para menos, están a un paso de pasar de la gloria al infierno, de ser campeones a quedar eliminados dentro de un grupo de ¡ocho equipo semifinalistas!, y eso de verdad duele.
Ha sido un semestre extraño, a esta altura (van 13 fechas) mentalmente el equipo aún no se encuentra, muchos jugadores no han podido sobrepasar la barrera del éxito dejada por el título y se han dormido en medio de los laureles de la mediocridad.
Actos de indisciplina, peleas semanales con los árbitros —justas, porque en realidad nos han perjudicado— y bajones futbolísticos han hecho que un equipo ganador no pueda, ni si quiera, alcanzar un triunfo como local, donde siempre fue fuerte.
Aquel grupo victorioso que sacó a Barranquilla a la calle y permitió que el optimismo rondara como ‘Pedro por su casa’, ha dejado ahora su lugar a un equipo pesimista y que necesitará de un milagro bendito para meterse a las semifinales de la Liga Postobón.
Sigo creyendo en la clasificación, aún no bajo mi bandera —y como no, vi a este equipo salir de lo más bajo y coronarse campeón— pero la razón me dice que futbolísticamente ese objetivo está lejos de nuestro alcance.
Vamos Junior que si se puede.... ta supremamente dificil y no hay la mejor dispocición pero ya salimos de abajo una vez ahora que no lo estamos, por lo menos tan abajo se puede lograr......
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