jueves, 2 de junio de 2011

¿Existen futbolistas profesionales?


Por Jaime García Montenegro
Hincha Profesional del Junior
Junio 2 de 2011

Buscando explicaciones a la falta de compromiso de los jugadores de fútbol en Barranquilla, especial y repetidamente los que conforman el plantel del Junior, decidí revisar el concepto de “profesional”. Hasta hoy, incluso quien escribe, habla de jugadores “poco profesionales”, revisando el diccionario de la lengua española (RAE), y asumiendo que es esta la fuente de verdad en lo que al español se refiere, encontré las siguientes definiciones:

PROFESIONAL: Adj. Perteneciente o relativo a la profesión. 2. adj. Dicho de una persona: Que ejerce una profesión. U. t. c. s. 3. adj. Dicho de una persona: Que practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive. Es un relojero profesional. U. t. c. s. Es un profesional del sablazo. 4. adj. Hecho por profesionales y no por aficionados. Fútbol profesional. 5. com. Persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación.

Resulta entonces, que ser profesional no implica mayores sacrificios, se necesita hacer un oficio y recibir retribución por ello, hacerlo mejor que el promedio para dejar de ser aficionado y convertirte en “profesional”. No necesariamente hacerlo bien, ni excelente, simplemente con capacidad y aplicación, no se requiere que sea graduado de nada, porque toda persona que aplique habitualmente una actividad y viva de ella es por definición un profesional.

Varias cosas para revisar con respecto a lo anterior, a lo largo de la formación del futbolista, aquel que demuestra habilidades técnicas que lo destacan del promedio, les enseñan que debe ser aplicado, constante, rápido, incluso disciplinado. Sin embargo, parece no incluirse en su formación principios de moral, religión (cualquiera), historia, incluso dicción (que pesadilla escuchar a los futbolistas del campeonato local dar una pequeña entrevista), que pasó con la formación financiera, ¿donde está? ¿Porque algunos que tuvieron varias campañas en el exterior hoy no tienen nada?, y la más importante, la formación en valores. Cabe resaltar, que los colombianos (incluso costeños) por fuera del país brillan, son respetados, la mayoría permanecen alejados de los escándalos, y se destacan a tal punto que ponen a soñar al país con un mejor desempeño de su selección. Algo pasa cuando llegan, algo tienen nuestros estrategas, o directivos, algo inexplicable modifica el comportamiento y convierte a la selección en un fracaso constante y acostumbrado. Incluso aquellos que tuvieron inconvenientes extradeportivos en el ámbito local, se comportaron a la altura en su estancia por fuera del país.

El problema va más allá de las instituciones, nuevamente nuestra lengua es muy laxa al definir esta palabra, y muchos de los equipos del fútbol profesional colombiano no se acercan al concepto de institución que llevamos en la mente, no en el diccionario. El problema es social, está generalizado en Latinoamérica y está relacionado con la equivocada motivación de obtener ingresos importantes a través de un oficio que además de ser mundial es realmente divertido, no importa como gastemos o invirtamos dichos ingresos. El problema es cultural, porque algunas personas justifican en las costumbres y modos de vida de las regiones el comportamiento de algunos de sus deportistas. El problema es de formación, porque ni siquiera el hincha sabe apreciar el acto deportivo con pasión pero con mesura, con amor pero sin obsesión, porque muchos ni siquiera entienden el origen de este deporte. El problema es individual, porque cada ser humano está obligado a hacer de su vida un ejemplo para su descendencia, a escoger un oficio que le genere ingresos y vivir de ellos sin importar el resto.

En respuesta al título de este escrito, sí, los futbolistas profesionales existen, algunos no como los imaginamos o queremos, pero cobran mes a mes independientemente del resultado, lo que los hace profesionales por definición. Sugiero entonces que creemos la figura de “hinchas profesionales”, cobremos por nuestro trabajo desgastante de la semana, deberá ser bien remunerado porque se trabaja hasta los domingos, se pierden eventos familiares, se trabaja en horario nocturno, y se pone en riesgo la salud. Veamos el fútbol de forma saludable, ignoremos a los desadaptados (pero apoyando la ley que los castiga), saquemos a los jugadores sin compromiso, sin valores, con poco respeto por el público, porque finalmente las llamadas instituciones no resultan ser más nada que el negocio de unos pocos que a través de la alienación que genera el deporte más popular y hermoso del mundo, hacen buen dinero sin importar los sentimientos de quienes los siguen fielmente.

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