miércoles, 1 de junio de 2011

El nublado presente rojiblanco



Por William González Badillo
Twitter: @wigoSports

Los tristes y aburridos actos de indisciplina de los jugadores, un mal que ha perseguido al Junior en los últimos años, reflejan los problemas sociales que acompañan a un alto porcentaje de los protagonistas de esta disciplina deportiva y que, en muchos casos, afectan el rendimiento de los equipos.

¿Por qué se incurre siempre en el mismo error? Profesionales del fútbol llegan a la conclusión de que la falta de guías psicológicos es el gran pecado que cometen la mayoría de los equipos colombianos, especialmente los de la Costa, que no cuentan con grupos de profesionales que preparen psicológicamente al jugador.

Enfocan sus enseñanzas en la parte táctica, técnica y física, pero siempre dejan a un lado la preparación académica y emocional de la persona.

El tema en Junior no radica ahora con los últimos problemas que han protagonizado sus futbolistas. La realidad es otra. Decenas de jugadores han tenido líos por el alcohol y otro tipo de actividades extradeportivas. Es una voz de alarma que surge desde las canchas y que refleja una realidad vivida.

Gabriel Berdugo, exjugador de Junior y actual profesor de su propia escuela de fútbol, afirma que lo que está pasando es producto de la falta de identidad y del poco compromiso de la mayoría de los jugadores con la institución.

“El futbolista debe moderar su comportamiento dentro y fuera de la cancha. Tiene que tener muy claro que su cuerpo es su instrumento de trabajo y deben cuidarlo”, afirma el legendario excapitán.

Esa alarma también la activa Jesús Toto Rubio, exlateral de Junior. “Es un problema de estructura del jugador, no de ciudad. Cuando no hay una estructura adecuada los jugadores toman el licor y la francachela como un medio de escape a tanta presión, advierte el Toto. “Yo le apunto a los niños de mi escuela a que trabajen dentro de un triángulo de soporte, el cual consiste en tres puntas: la escuela de fútbol, el hogar y la parte académica. Si ellos se mantienen dentro de este triángulo con seguridad tendremos deportistas ejemplares”, agrega.

Según Efraín Peñate, reconocido periodista deportivo de la ciudad, el problema va más allá del simple compromiso por la institución. Peñate afirma que la falta de escuela dentro del club, que forme jugadores como persona y no solamente como futbolistas, es el verdadero pecado que se comete en el equipo rojiblanco.

“Yo vengo insistiendo que los jugadores de Junior deben tener una adecuada preparación psicológica que los enseñe a llevar un excelente comportamiento social”, puntualiza.

Sin embargo, Petar Kosanovic, coordinador de las divisiones menores de Junior, no está de acuerdo totalmente. Afirma que en Junior sí existe una preparación académica en los jóvenes, pero que apenas llegan al primer equipo son ellos los que deben poner de su parte para poder sobresalir y llevar una vida adecuada.

“Nosotros cuidamos al jugador desde que ingresa al club hasta que lo mandamos al primer equipo. El problema radica cuando llegan a ese mundo donde abunda el dinero, la fama, las mujeres y las malas compañías. Estos son los males que influyen mucho en la personalidad de ellos y que los conducen por los malos caminos”, afirma.

La calle está ganándole a quienes no tienen una planificación estratégica, psicosocial y de seguimiento a los jóvenes. A esto debe apuntarle Junior para poder sacar al mundo grandes profesionales del balón.

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