Barcelona.
El secreto mejor guardado del Barcelona se esconde en las paredes de un viejo edificio de 1702: La Masía.
Las masías son casas típicas de Cataluña, usadas por pequeños agricultores del lugar que cultivaban las parcelas aledañas. Pero esta Masía es diferente. Sin ningún parecido con el hogar bucólico que fue un día.
Después de convertirse en almacén durante la construcción del Camp Nou, estadio del Barcelona, a mediados del siglo XX y servir posteriormente como sede social del club, una nueva Masía remodelada y acondicionada se convirtió en 1979 en una residencia para jóvenes talentos del fútbol español y mundial.
La Masía es hoy el ícono de la cantera del Barsa, en la que se criaron los españoles Xavi Hernández, Andrés Iniesta y el argentino Lionel Messi. Los tres son candidatos al Balón de Oro, que la FIFA anunciará el lunes en Zurich. El ganador del año pasado fue Messi, así que, pase lo que pase, el galardón se quedará por segundo año en la capital catalana.
Pocas veces, el premio más prestigioso a nivel individual en el mundo del fútbol se había interpretado como un reconocimiento colectivo. En este caso al Barcelona, su atractiva propuesta futbolística y su inagotable fábrica de talento.
“Es una generación de futbolistas que será difícil de repetir. Xavi, Leo (Messi) y Andrés (Iniesta), cuando salieron de jóvenes, no eran balones de oro. Lo han conseguido a través de sus trayectorias y de la paciencia que ha tenido el club con ellos", dijo el entrenador ‘Pep’ Guardiola poco después de anunciarse los finalistas. "Es un éxito terrible y de unas dimensiones incalculables", agregó.
Siete de los 11 titulares del Barcelona que ganaron la final de la Liga de Campeones al Manchester United hace dos temporadas en Roma estaban formados en la propia cantera del club, al igual que Guardiola. Nueve de los 23 futbolistas que dieron a España el primer Mundial de su historia en Sudáfrica 2010 provenían de la academia del Barsa, incluidos jugadores como el guardameta Pepe Reina o Cesc Fábregas, que triunfan en la Premier League inglesa en Liverpool y Arsenal, respectivamente.
El Barcelona vive la época dorada de su fútbol infantil y juvenil. Pero detrás de los Messi, Iniesta o Xavi existe el trabajo invisible de decenas de personas anónimas que integran la estructura formativa del Barsa, desde entrenadores y ojeadores hasta educadores. Sólo ellos conocen los años de esfuerzo y dedicación entre bambalinas y la cantidad de jóvenes que se quedan en el camino hasta que emerge una figura como la de Messi.
¿Existe una fórmula para el éxito?
El Barsa tiene la suya. Por un lado, una idea futbolística irrenunciable, basada en un sistema de juego idéntico que comparten todos los equipos, desde los más jóvenes hasta los mayores. Por otro, valores capitales para la formación de sus jugadores: felicidad, sacrificio y humildad.
Y los dos conceptos van inseparablemente unidos a la confianza.
"Lo que necesitan los jóvenes son oportunidades. Todo el mundo necesita su tiempo. Que en igualdad de condiciones, se apueste más por el jugador de casa que por el de fuera", resumió el ex futbolista del Barsa Guillermo Amor. "Los Xavi o Iniesta llevan diez años para llegar donde han llegado", añadió.
Más de 200 chicos, de entre 7 y 18 años, integran los 13 equipos de las diferentes categorías del fútbol base del Barcelona. Y todos, mejor o peor, juegan el mismo sistema que el Barsa de Guardiola: cuatro defensas, tres mediocampistas y tres puntas.
Además, se trabaja una filosofía de posesión del balón y ataque casi obsesivo vigente desde hace 30 años, pero que el holandés Johan Cruyff apuntaló durante su etapa como técnico del Barsa (1988-1996).
Según las estadísticas, más o menos generales, que maneja el Barsa, sólo un 10% o un 15% de sus canteranos llegará al menos a debutar en el primer equipo. Un 30-40%, con suerte, se dedicará profesionalmente al fútbol en otros clubes españoles o extranjeros. El resto, probablemente, nunca jugará al fútbol.
En La Masía residen 60 jóvenes deportistas de entre 11 y 17 años. Aquí crecieron Iniesta, Messi o Pedro Rodríguez, entre otros. En esta casa del siglo XVIII se respira barcelonismo. La vista de las ventanas da directamente al Camp Nou y en sus paredes cuelgan las orlas de todas las promociones salidas de La Masía. Más de 500 jóvenes desde 1979, entre ellos el propio Guardiola.
La vida en La Masía
La vida en La Masía no es sólo deporte. Los jóvenes van a una escuela de Barcelona por la mañana, entrenan por la tarde y también tienen clase de refuerzo por si fallan en alguna asignatura. El Barsa organiza charlas sobre educación sexual, drogas, les hablan de la fama, del esfuerzo.
"Estamos hablando de valores que, entre comillas, son innegociables. Que les harán mejores jugadores y mejores personas: respeto, compañerismo, humildad, sacrificio, implicación, compromiso", explicó. "Queremos que sean felices, pero que sepan esforzarse, que respeten por igual al entrenador y al cocinero, por poner un ejemplo".
Y con esa filosofía, el Barsa sigue evolucionando, según Folguera, sin dormirse en los laureles del Balón de Oro. En 2012, La Masía cerrará sus puertas tras más de 30 años al servicio de la cantera. Sus inquilinos se trasladarán a una nueva residencia, más moderna, con capacidad para 80 personas y situada en la ciudad deportiva del Barcelona. Los tiempos cambian, pero no las ideas del Barsa.
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