Por William González Badillo
Barcelona y Real Madrid, cada uno a su estilo, disputaron la final de la Copa del Rey. En esta ocasión los ‘merengues’ se impusieron 1-0 en tiempo extra y así zafaron esa paternidad ‘azulgrana’ que ya se estaba volviendo una aburrida costumbre en España.
Es claro que para ganarle a este ‘Super - Barca’ debes entregar todo en el terreno de juego. Real Madrid no practicó el fútbol lírico que lo identifica en la historia —con Mourinho nunca lo hará— pero logró a punta de garra, fuerza, y coraje una victoria que quedará en la memoria de todos los seguidores blancos.
Del partido, podemos decir que tuvo dos tiempos completamente distintos. Real Madrid dominó la primera parte a su estilo, resguardándose, contragolpeando y aprovechando todos los espacios que regalaba el Barcelona cuando intentaba jugar. Creó 3 opciones claras de gol en los pies de Cristiano Ronaldo, Mezut Ozil y en la cabeza del portugués Pepe (aún no entiendo como esa pelota no entró).
En la etapa complementaria vimos al verdadero ‘Barca’: preciso, dominante, desequilibrante y audaz. Messi lideró esta arremetida que no terminó en victoria gracias al arquero madridista Iker Casillas, el verdadero ‘Ángel de Madrid’, y a la falta de definición ‘azulgrana’.
El tiempo extra fue la misma historia. Un solo equipo en la cancha, mientras otro intentaba jugar, buscando la oportunidad para liquidar. Y esa oportunidad llegó en los pies de Ángel Di María. El argentino lideró un contraataque por sector izquierdo, envió un impecable centro al área y Cristiano Ronaldo sentenció de golpe de cabeza. Salvación para el delantero portugués que venía siendo el jugador más regular del equipo ‘merengue’.
El gol fue un baldado de agua fría para el ‘Barca’ que nunca supo reponerse. El partido quedó a merced del Real Madrid. Los ‘blancos’ aprovecharon ese envión anímico, controlaron con orden defensivo los ataques desesperados del equipo catalán y se llevaron un triunfo meritorio y justo para celebrar en La Plaza de Cibeles.
La Liga está prácticamente en manos del ‘Barca’ (el título más importante de la temporada), pero tiene que sentenciarla (8 puntos lo separan del segundo, el Real Madrid). La Copa del Rey se quedó en Madrid. Ahora viene la ‘Champions League’. Un escenario perfecto para la revancha 'azulgrana' o para la consagración madridista.
Mientras el Barcelona respete su identidad futbolística (el fútbol arte) siempre tendrá la primera opción de ganar. Estoy seguro que Guardiola tiene claro este concepto. Por su parte, del Real Madrid veremos lo mismo: defenderse, esperar, contratacar y velocidad. Como dicen en Barranquilla, “no hay pa' más”.
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