jueves, 16 de agosto de 2012

“Me quedé con las ganas de seguir en Junior”: Walter Ribonetto



Por William González Badillo
Twitter: @wigoSports

La historia de Junior está llena de muchos recuerdos imborrables. Quizás uno de los más célebres fue aquel gol del defensor argentino Walter Ribonetto, ante Atlético Nacional, que sirvió para que el equipo rojiblanco alcanzara su quinta estrella en el año 2004.

No fue un título cualquiera, teniendo en cuenta el rival y todo lo que rodeó aquel partido. Después de haber ganado 3-0 en Barranquilla y de tener el campeonato prácticamente en el bolsillo, Junior perdía, a falta de dos minutos para el final, 5-1 en Medellín y veía resignada todas sus posibilidades de alcanzar la estrella. Fue ahí cuando apareció el héroe argentino. Ribonetto aprovechó un rebote dejado por el arquero Milton Patiño, tras un cabezazo de Cristian Racero, y solo tuvo que empujar la pelota al fondo de la red. Con ese tanto se empató la serie y los penaltis favorecieron a los tiburones, que enmudecieron un estadio que ya celebraba el título por adelantado.

Ribonetto, quien no había tenido la oportunidad de regresar a La Arenosa, estuvo ayer en la ciudad dictando una charla a varios entrenadores barranquilleros en el Colegio Americano. Hoy es entrenador de la octava división de Lanús y se prepara para incursionar, en un futuro no muy lejano, como técnico de primera división.

En diálogo con EL HERALDO, Ribonetto, que llegó a afirmar en su momento que “Dios era juniorista”, recordó su paso por la institución rojiblanca, en especial, aquel título logrado en Medellín.

Me imagino la cantidad de recuerdos gratos que tiene de Barranquilla, especialmente ese título que ganó con Junior…

Uno siempre guarda los mejores recuerdos de Barranquilla. Continuamente me pasa por la cabeza esa imagen de lo que fue el título de 2004, la gente lo disfrutó mucho, por como se dieron las cosas. Estoy muy contento por haber quedado en la historia de Junior.

Usted fue un jugador, que a pesar de no haber estado mucho tiempo en Barranquilla, quedó en la historia de Junior…

Sí, eso es muy lindo, saber que la gente te recuerda con mucho cariño. La verdad, en aquel momento, yo tenía pensado volver, pero no dependía de mí, sino de Lanús, el dueño de mi pase. Ellos vendieron un central a México y me dijeron que iban a contar conmigo, que tenía que quedarme. Me quedé con la ganas de seguir en el Junior de Barranquilla.

¿Qué recuerdo tiene de aquel partido ante Nacional en el estadio Atanasio Girardot de Medellín?

Fue una serie inolvidable. Nosotros ganamos 3-0 en Barranquilla, parecía que el título ya lo teníamos asegurado, pero ellos allá armaron todo tipo de estrategias, se aprovecharon de nuestra confianza y voltearon el marcador. Cuando el partido iba 5-1 parecía que estaba todo perdido. En ese momento le pregunto al Zurdo López cuántos minutos faltaban y él me dice que cinco, y qué va, faltaban solo dos minutos. Me fui para arriba, me quedó una pelota que cabeceó Racero y yo solo tuve que embocarla. Fue un momento único, ya la afición de Nacional estaba celebrando el título y nosotros enmudecimos el estadio.

¿En qué momento ustedes, después de un 5-1 en contra, reaccionan y ven la posibilidad de buscar el gol que empatara la serie?

Recuerdo que cuando ellos anotan el quinto gol ahí bajan la guardia y ya se sentían campeones. Entonces empezaron a sacar jugadores importantes para que la gente los aplaudiera, era el caso de Héctor Hurtado y Hugo Morales. Fue ahí cuando nosotros vimos que estaban confiados, nos creían muertos y decidimos dar el último esfuerzo para buscar ese gol que empatara la serie. Gracias a Dios se consiguió.

¿Cuando ustedes empatan la serie sintieron que el título no se les escapaba?

Sabíamos que a esa instancia tan crucial, como eran los penales, nosotros llegábamos mejor anímicamente. Y mira que eso se vio reflejado en cada cobro, todos los pateamos bien, con mucha seguridad.

Después de ese partido usted dijo una frase que quedó grabada en la historia: “Dios es juniorista”. Esto, quizás, tratando de explicar por todo lo que tuvo que pasar Junior para conseguir aquel título

Cuando uno hace las cosas bien el de arriba se acuerda. Ese día estuvo del lado nuestro y la gente lo disfrutó mucho.

¿Qué hicieron con aquella camiseta amarilla con la que jugó Junior ese día?

La mía yo no sé dónde está. Era una camisa muy rara, recuerdo que era la de entrenamiento. Como nosotros de local nos pusimos la rojiblanca y ellos utilizaron la alternativa, y les habíamos ganado 3-0, allá no dejaron que nosotros jugáramos con la rojiblanca. Todo hacía parte de la estrategia.

¿Era cierto que iban a jugar con una camiseta del Independiente Medellín?

A nosotros nos dieron varias posibilidades y esa era una de ellas. Hasta pensamos en ir a las afueras del estadio y comprar otro uniforme, pero finalmente salimos con la camiseta de entrenamiento que utilizamos el día anterior en Medellín. Por cierto, tuvimos que bañarla de perfume porque ni lavada estaba (Risas).

En un futuro, no muy lejano, ¿podría llegar a ser entrenador del Junior?

Uno nunca sabe lo que puede pasar en la vida, hoy me estoy capacitando para ser entrenador, tengo la suerte de estar dirigiendo la octava de Lanús y lógico que me encantaría dirigir Junior. Guardo mucho cariño por esta institución. Ahora solo pienso en estudiar, porque para dirigir en primera uno debe estar bien preparado.

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