miércoles, 1 de agosto de 2012

Junior, un equipo apático y predecible



Por William González Badillo
Twitter: @wigoSports

Decepcionante. Así fue la presentación de Junior el pasado miércoles ante Atlético Nacional en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez. La derrota 3-1, por la Superliga Postobón, pasa a un segundo plano cuando se hacen los balances finales del trabajo colectivo e individual del equipo tiburón.

El misterio que rodeó la antesala de esta presentación presagiaba cosas interesantes. Partidos a puerta cerrada, restricciones a la prensa, silencio por parte de los directivos. Todo indicaba que se preparaba algo grande, algo diferente, algo sin precedentes, pero no fue así. El miércoles vimos más de lo mismo: un Junior sin sangre, sin hambre de gloria, sin carácter, sin personalidad y, ante todo, un Junior sin fútbol, sin trabajo.

Atlético Nacional, sin ser aquel equipo virtuoso de otros años, hizo ver mal a los rojiblancos y resolvió el juego aprovechando las ingenuas ventajas que brindó el rival. Como dice el famoso dicho costeño: “papaya puesta, papaya partida”. El cuadro verdolaga aprovechó la capacidad individual de cada uno de sus elementos y dejó nuevamente en evidencia a un equipo rojiblanco frágil en defensa y carente de actitud.

Preocupan aún más las sinceras respuestas del técnico Cheché Hernández en la rueda de prensa que se registró luego de la penosa derrota ante Nacional. El entrenador rojiblanco se mostró triste, sorprendido y decepcionado por la presentación del equipo. Sin dar nombres, reconoció que varios de los llamados refuerzos que trajo el equipo rojiblanco a principio de año siguen sin cumplir con las expectativas y dio a entender que muchos jugadores se mantienen en el club porque sus contratos impiden que sean excluidos.

Al ser consultado por la continuidad de varios elementos que siguen sin aportar absolutamente nada al equipo y que ya cumplieron su ciclo en el club, el técnico respondió: “Si hay necesidad de excluir a alguien, no se puede, hay una ley que protege a los jugadores en este momento y hay un contrato firmado. ¿Qué sería lo más adecuado?, ubicarlos en otro lado y que el contrato siga vigente en otra institución. No voy a decir nombres, pero reconozco que se ha tratado de hacer, porque no podemos ser ajenos a la opinión que es mayoritaria y que es de sentido común de toda la población, pero no se ha podido”.

Lo visto ante Nacional deja claro la necesidad inmediata y urgente de traer uno o dos refuerzos de categoría que fortalezcan la zona defensiva del equipo de cara a la Liga Postobón II. Junior, en el primer semestre del año, fue un equipo errático, inseguro, desconcentrado e ingenuo en defensa. Hoy nada ha cambiado. El arquero uruguayo Sebastián Viera sigue siendo el gran sacrificado y los goles del rival siguen llegando más por errores defensivos que por virtud de los atacantes contrarios.

No pensemos que con la llegada de Teófilo Gutiérrez todos los problemas se solucionarán (¡ojalá que sí!). Con Teo se resuelve un problema mínimo, el tema de los goles (recordemos que Junior el semestre pasado ya fue uno de los equipos más anotadores de la liga), pero la gran preocupación está atrás. Si llega Dayro Moreno o cualquier otro delantero, bienvenido sea, sería un gran aporte, pero se sigue reforzando adelante olvidando lo que realmente preocupa, la defensa.

¿A QUÉ JUEGA JUNIOR? Otro de los puntos críticos del equipo es saber a qué juega el Junior del técnico José Eugenio Cheché Hernández.

No es un equipo vertical, porque no explota las bandas y es muy lenta su transición de defensa a ataque. Mucho menos es un equipo colectivo, porque no puede hacer tres toques seguidos cuando ya pierda la pelota. No es un cuadro defensivo, porque su fortaleza no radica en la defensa —es la zona más vulnerable— y la mayoría de sus jugadores conciben el fútbol de manera ofensiva.

Por último, queda en el análisis el aspecto táctico. Ahora no vamos a desconocer que ese sistema (4-2-3-1) le ha entregado a Junior dos títulos, un subcampeonato y lo salvó, en su momento, del descenso. Pero sería interesante explorar, en ciertos pasajes del juego, cuando el rival lo amerite, un cambio táctico que sorprenda al adversario y le de ciertas ventajas al Junior. Pero, no. Este equipo muere siempre en la suya, no experimenta y se rehúsa a cambiar de planteamiento táctico, convirtiéndose en un equipo predecible.

Quedan muchas dudas, muchas incógnitas y la preocupación aumenta de cara al inicio de la Liga Postobón II. La afición espera un equipo competitivo que esté a la altura de la historia del club. Hoy ese equipo no existe. Ojalá la llegada de Teófilo Gutiérrez —por todo lo que significa— inyecte de ánimo a un plantel rojiblanco que sigue sin enamorar a su sufrida afición. Amanecerá y veremos…

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