viernes, 25 de mayo de 2012

Pep, el otro genio del siglo XXI



Por Fonsi Loaiza
Twitter: @FonsiLoaiza

Guardiola se despide en una final idílica. Al más puro estilo Raúl en Zaragoza. Donde todo empezó, todo acaba. El ciclo concluye ante el Athletic de su amigo Bielsa leal al ideario del juego ofensivo. El estilo del Barcelona permanecerá vivo en la historia sagrada del fútbol.

13 de mayo de 2009, el Barcelona conquista la Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao y se abre la senda de todos los triunfos culés. Quizá sin este título nada hubiera sido posible. El conjunto blaugrana venía de un curso depresivo, Pep Guardiola arrancó la temporada como una especie de cirujano, extirpando el quiste del equipo y enseñó la puerta de salida a Deco, Ronaldinho y Eto'o aunque consiguió meter a este último en el grupo. "Aquí la única vaca sagrada soy yo" dijo en su primera rueda de prensa.

Pep tenía críticos pero también autoridad moral. Guardiola es el proceso educativo del Barça. El recogepelotas, el futbolista, el técnico y ahora además el modelo. Todos los sueños del fútbol realizados. Simboliza el espíritu del niño del barrio y el caballero en la victoria y en la derrota. En aquel partido Pep tuvo un quebradero de cabeza para formar su defensa, la faceta que más exige a todos los componentes de la plantilla. Un indicativo de lo que acabaría siendo en las demás finales. Cruyff pintó la capilla y Pep la mejoró sobre todo en búsqueda del sacrificio. El holandés pedía a sus delanteros que no corrieran más de 15 metros, el técnico catalán que corran los 90 minutos. Por eso le encanta el talante de Pedrito.

Guardiola representa el barcelonismo lúcido. "Ama a sus jugadores y no deja a nadie en la estocada" según Keita, su ojo derecho, fiel reflejo y primer fichaje. Un tema el de las contrataciones muy demagógico y del que ha sido muchas veces cuestionado. Para Pep el mercado es una excepción no una regla. Sin embargo dos de sus apuestas han sido de las mejores contrataciones en la historia del club: Piqué y Mascherano, los centrales que disputarán la final del viernes. El uno culé hasta la médula de nacimiento y el otro por convencimiento. Una zaga formada por el fino estilista de uno y el sentido común del otro. Intentarán hacer olvidar la jerarquía que pierde el equipo atrás sin Puyol. A ellos, como a Busquets, Pedrito, Cuenca y demás les ha ayudado a tener voz Guardiola. Antes eran jugadores del fútbol, después futbolistas. Si el Barça es más que un club, Guardiola es algo más que un entrenador. Este Barcelona nació y morirá con Pep. Rosell nunca tuvo una idea de fútbol que pasara por el míster catalán ni por la cantera y es Tito el gran grito a la esperanza. Sin las genialidades perfeccionistas de Steve Jobs, Apple sigue vendiendo. Genios como Guardiola nunca fallecen porque la huella y el sello del estilo que marcan siempre permanece y por eso el Barça continuará fabricando el fútbol más bello del mundo. 

Guardiola ha conseguido dejar que el estilo Barça hable, siendo clave la filosofía colectiva del juego. Si sus jugadores cerraran los ojos lo harían prácticamente igual, juegan de memoria y juegan como entrenan. Si les cambiáramos las camisetas los seguiríamos distiguiendo porque este Barcelona va en contra del modelo actual del fútbol y es más distinción que simetría. Si por Pep fuera, pondría a todos los centrocampistas. Cada vez ha ido agregando más y con ello teniendo más posesión de la pelota. Ha ganado en retórica y Se ha vendido desde la prensa una imagen que no es la de Guardiola, una especie de Rousseau de la pelota. Quizá por desacreditar a un hombre que no ha entrado nunca en reyertas, que detesta el bullicio al que se ha visto abocado el deporte rey por los medios de comunicación y que ha sido intachable en todos sus actos. Pep es meditabundo y caviloso como pocos. Le encanta leer y reflexionar pero no complica el fútbol. "Si tocas una vez juegas muy bien, si tocas dos, bien, si tocas tres, mal" le explicó de joven Cruyff; él lo sintetizó al inglés "It's easy. I have the ball, I pass the ball". Lo que tratará de hacer el Barcelona de Pep en su última final para cerrar el círculo. Lo de siempre. Lo fácil, jugar bien al fútbol, que es lo difícil.

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