Por William González Badillo
Nadie comprende al técnico Óscar Héctor Quintabani. La pobre campaña de Junior en la Liga Postobón lo tiene en el banquillo de los acusados. Sus tácticas defensivas y sus cambios extraños están acabando con la paciencia de los seguidores rojiblancos.
Ante Envigado, en Barranquilla, Junior perdía 2-1, necesitaba buscar el empate en su propia casa y sacó al mejor jugador del partido, Vladimir Hernández, para meter a Julián Barahona, un volante defensivo, ¡Plop!, nadie comprendió que quiso hacer. El domingo pasado hizo algo parecido en Bogotá: con el partido en contra 3-0 ante Equidad, sacó a un volante (Julián Barahona) y metió a Macías, un defensor, cuando todos esperaban que apostara más por el ataque. Esto solo por nombrar 2 ejemplos recientes.
Junior cumple un papelón en la Liga Postobón, el equipo no tiene identidad y aún no ha encontrado el equilibrio que tanto pregona su técnico. La imagen de Quintabani se desgasta cada día más, así como el fútbol que practica su equipo.
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