Por William González Badillo
Twitter: @wigoSports
El fútbol, especialmente en nuestro continente, se ha convertido en un deporte resultadista. Los proceso no se respetan y la mayoría de las decisiones se toman a la ligera. Como quien dice, el remedio termina siendo peor que la enfermedad.
El nuevo error de nuestros dirigentes no es haber cortado un proyecto iniciado por el técnico Leonel Álvarez. Este nuevo fracaso, si así se le puede llamar a un mandato de tan solo tres meses, es el resultado de una mala decisión que se tomó desde el principio.
Desde hace muchos años la Selección Colombia se ha convertido en un quemadero de buenos técnicos que llegan a asumir el cargo por la presión del entorno y sin haber cumplido un ciclo de aprendizaje que les permita adquirir la madures necesaria para llegar a tan importante cargo.
Pasó con Javier Álvarez (técnico que irrumpió en el fútbol colombiano con aquel Once Caldas de la temporada 98-99, que dio de qué hablar por el buen fútbol que mostraba), Jaime De La Pava (tricampeón con el América de Cali en las temporadas 2000, 2001, y 2002) y ahora con Leonel Álvarez (campeón con el Independiente Medellín en 2009).
Todos mostraron cosas interesantes en sus inicios. Todos vislumbraban como los futuros dueños del banco técnico de la Selección. Pero la Federación los maduró a la fuerza, los tiró a la guerra sin brindarle las herramientas necesarias para fortalecer sus procesos y hoy los resultados saltan a la vista.
Haberle dado la Selección Colombia a Leonel Álvarez fue un contundente error. No porque no tenga las condiciones ni los conocimientos necesarios para asumir el cargo, sino porque no tiene la suficiente experiencia internacional. Así quedó demostrado con el repaso táctico que le dieron técnicos de la talla de Alejandro Sabella y César Farías.
Esta destitución tempranera de Leonel revela solo una cosa. La Federación no estaba preparada para asumir la repentina salida del técnico Bolillo Gómez y le entregaron esa ‘papa caliente’ a un entrenador en el cual no confiaban. Tanto fue así, que le impusieron la presencia del experimentado Julio Comesaña (Leonel quería a Luis Carlos Perea o a Óscar Pareja, pero la Federación no aceptó) para que lo asesorara, algo que nunca sucedió.
Leonel Álvarez demostró en estos 3 meses y cinco días que duró su mandato que no tiene la experiencia necesaria para mantenerse en el cargo. Sus dudas terminaron arropando a una selección Colombia sin identidad y confundida tácticamente.
Pero Leonel ya es historia. Su oportunidad, lastimosamente, ya pasó. Quizás corra con la misma suerte de Javier Álvarez y Jaime de la Pava, quienes perdieron todo tipo de credibilidad y se resignaron a rotar constantemente por los bancos de los diferentes equipos del fútbol colombiano.
La pregunta ahora es: ¿Está preparada la Federación Colombiana de Fútbol para traer un reconocido técnico extranjero? Esto implicaría dos cosas: asumir gastos altísimos en sueldos e inversión deportiva y creer en un proyecto a largo plazo, construido a base de confianza y estabilidad.
Si me preguntan, es la mejor decisión que podrían tomar. Ahora, ¿está la Federación preparada para este cambio o volverá a caer en el eterno error de la improvisación? Esa es mi gran duda.
